Sí, han sido unas vacaciones raras, con limitaciones. Pero también a muchos nos han llevado a redescubrir nuestro país y sus joyas.

Mireia y su familia, por ejemplo, estuvieron en Sitges poniéndose morados a paellas, pescadito y vino fresco. Los niños igual, pero sin vino.

Raquel y los suyos fueron a Port Aventura. Sí, con mascarillas, gel desinfectante, distancias de seguridad… La covid no evitó que se lo pasasen en grande.

Ariadna y su familia, desconectaron de la ciudad y el ruido en el Pirineo francés en donde realizaron varias excursiones y actividades. Luego, fueron a reponer fuerzas en la Costa Daurada, en un camping con playa y piscina.


De todas las experiencias que ha vivido este verano, Rosa quiere destacar la excursión que hicieron a Alos d’Isil. Un lugar mágico, donde reinan la soledad y el silencio. Un lugar donde sientes un maravilloso bienestar.

Andrea cambió las playas de Indonesia por las de Menorca y, los dragones de Komodo por sargantanas menorquinas.

Berta fue a Ibiza -hoy en día, una isla muy diferente a la que solemos ver- donde pudo disfrutar de unas magníficas puestas de sol.

Después de celebrar su aniversario en Islandia, Dinamarca, Suiza o Francia, Esther volvió a celebrar su aniversario en Catalunya subiendo y bajando montañas del Pirineo Catalán junto a su familia.

Mª Ángeles y los suyos aprovecharon para descubrir una Barcelona casi vacía e ir a museos y hacer alguna escapada por la montaña.


Laia hizo ruta de tapeo por Andalucía intentando encontrar la mejor ensaladilla rusa del mundo junto a su pareja. Después, decidió cambiar la comida por la montaña e hizo excursiones por la Comunidad Valenciana.

Del levante almeriense al atlántico. Ginés ha recorrido media España en coche con su pequeña familia para degustar el mejor marisco de nuestros mares. Y si no se lo servían en el restaurante se iba a buscarlo él mismo, como prueba la foto donde posa marisqueado con la asociación cultural “Mulleres do mar de Cambados”.

Para Maria fueron un poco raras; fue la primera vez en 14 años que sus días de fiesta no coincidieron con los de su marido. Pero ella y sus dos hijas no se quedaron en casa, fueron una semana a la Costa Daurada y otra semana a la Costa Brava, a ver a la familia. Un poco duro estar sin papá, pero lo sobrellevaron bastante bien.

Natalia se lo tomó con mucha calma: playa, naturaleza, desconexión, relax… Madrugar poco y no ver amaneceres, pero sí atardeceres.


Roberto volvió a las raíces, por primera vez en 9 años pasó el verano en su tierra natal: Madeira.

Quién también se fue a tu Terreta natal fue Nacho. Pero él fue a ponerse fino de paella.


Marc cruzó frontera unos días para ir a Andorra con su mujer y su hijo a respirar aire fresco y hacer excursiones, después pasó unos días de playa y relax en la Costa Brava.
Ya lo veis. Volvemos con las baterías cargadas a tope. Cargadas de buenos recuerdos de estas vacaciones.